Contexto Histórico:
Rafael Leónidas Trujillo Molina fue un dictador que gobernó en la República Dominicana desde 1930 hasta su muerte en 1961. Durante dos periodos (de 1930 a 1938 y de 1942 a 1952) Trujillo ejerció la presidencia como generalísimo del ejército y gobernó de forma indirecta de 1938 a 1942 y de 1952 a 1961, usando para ello la figura de presidentes títeres.
Cuando en 1930 estalló una insurrección contra el entonces presidente y militar Horacio Vázquez, Trujillo era el jefe de la Policía Nacional. La crisis que sacudía a la Republica Dominicana fue sin duda instigadora de esta insurrección, aunque a posteriori se supo que Trujillo formó parte de la organización de la misma. No sorprende que las elecciones que se celebraron tras la renuncia y el exilio de Vázquez se sucedieran en un clima de terror organizado por el mismo Trujillo y su banda paramilitar conocida como «la 42», ni tampoco la manipulación de estas elecciones para dar la victoria a Trujillo. Comienza así, manchada de caos, sangre y manipulación, la vida política de Trujillo, una premonición de cómo se sucederían los siguientes trenta y un años en la República Dominicana.
Durante la Era de Trujillo se asesinaron a más de cincuenta mil personas. Cabe destacar en su gobierno la Masacre del Perejil, en la que se estima que se mataron entre cinco y veinticinco mil haitianos que vivían en la República Dominicana. A pesar de que la Era de Trujillo está enmarcada en un contexto en el que abundaban los regímenes dictatoriales en América Latina, el de Trujillo se conoce como uno de los más sangrientos, donde los derechos humanos se violaban constantemente.
Una de las características de la dictadura fue el anticomunismo, lo que le granjeó la simpatía de Estados Unidos. Sin embargo, debido a las brutalidades cometidas, Estados Unidos terminó por retirar su apoyo al régimen. De manera similar, la Iglesia Católica apoyaba a Trujillo en un principio, en parte porque uno de los valores que se exaltaban como parte de la identidad dominicana era el catolicismo, pero, de nuevo, la crueldad de la que se valía Trujillo le granjeó la antipatía de la Iglesia Católica durante el periodo final de la dictadura.
Otra característica que cabe destacar de la dictadura de Trujillo es su afán por la teatralidad. Un ejemplo de hasta que punto llegaba ese afán fue el nombramiento de su hijo Ramfis como General cuando tenía solo 11 años, o el cambio de nombre de la ciudad de Santo Domingo a Ciudad Trujillo.
Sobre el libro:
La fiesta del chivo es una ventana al pasado desde la que se nos enseña la realidad más íntima de la dictadura de Trujillo. La historia está contada desde tres puntos de vista:
El primer punto de vista es el de Urania Cabral quien tras 35 años viviendo en Estados Unidos sin ningún contacto con su tierra, regresa a la República Dominica.
- Otro punto de vista es el de Trujillo en su último día de vida.
- El punto de vista de los asesinos de Trujillo.
Entrelazando estas tres historias Mario Vargas Llosa teje un tapiz lleno de contrastes en el que se muestra la República Dominicana durante la Era de Trujillo, de una manera profunda e íntima, en distintos estratos sociales. Urania será el hilo conductor de la obra, así como el mayor contraste con las otras dos historias por dos motivos: por ser una mujer y por hablar desde el futuro.
A pesar de usar un lenguaje coloquial (en particular se usa el español dominicano), la fiesta del chivo está escrita con una delicadeza y una gracia ejemplar, plagada de pequeños detalles que funden las tres historias. La narrativa no lineal, unida a los continuos flashbacks de los personajes ayudan a entender el momento social, así como la misma psique de los mismos .
Una dictadura tan sádica genera una dualidad vital, provoca vivir “[…] una mentira pública y una verdad privada prohibida de expresarse”. Esta dualidad genera una desazón existencial que se aborda continuamente en el libro a través de todos los personajes, incluido Trujillo.
Análisis:
Combinando ficción y realidad (Mario Vargas Llosa estuvo más de tres años documentándose para escribir la fiesta del chivo), la novela hace una feroz crítica al régimen de Trujillo. Sin embargo, a pesar de haber sido concebida en la particularidad de la barbarie trujillista, es una obra con vocación universal, y explora los límites morales y éticos a los que es capaz de llegar el ser humano por obtener poder o incluso por tener la ilusión de tocarlo con los dedos. Urania hace una reflexión sobre esto en el siguiente párrafo
[…]Luego de tantos años de servir al Jefe, habías perdido los escrúpulos, la sensibilidad, el menor asomo de rectitud. Igual que tus colegas. Igual que el país entero, tal vez. ¿Era ése el requisito para mantenerse en el poder sin morirse de asco? Volverse un desalmado, un monstruo como tu Jefe. […]
El tratamiento de la dominación, ligada a la virilidad y al machismo es una parte primaria del libro, y Urania será esencial en esto. Es el único personaje principal femenino y será el hilo conductor de la novela, que empieza y acaba con ella. Respecto a este personaje el mismo Vargas Llosa habló de la siguiente manera:

Urania para mí es un personaje muy conmovedor. Es un personaje que yo inventé con la idea de que la novela tuviera, no sólo una perspectiva histórica, del pasado, sino también contemporánea; que la dictadura, la muerte de Trujillo, el caos y la violencia que siguieron a ese episodio, fueran escritos desde la época contemporánea, con toda la experiencia acumulada desde entonces; pero también porque yo quería que un personaje femenino fuera uno de los protagonistas de la historia. La dictadura fue particularmente cruel con la mujer. Como todas las dictaduras latinoamericanas tuvo un contenido machista; el machismo es un fenómeno latinoamericano. Pero eso, imbricado con lo que es un régimen autoritario, de poder absoluto, convierte a la mujer realmente en un objeto vulnerable a los peores atropellos. El sexo era para Trujillo uno de los símbolos del poder, de su virilidad, valor supremo para una sociedad machista; por tanto la mujer realmente un objeto del que se disponía: los padres regalaban sus hijas a Trujillo, éste infligía a sus colaboradores más cercanos esa humillación de acostarse con sus mujeres… muchas veces simplemente para mostrar su poderío, su autoridad, sobre algunos de ellos.
Las mujeres eran una pertenencia más de sus padres y maridos con el que intentaban comprar el beneplácito momentáneo de Trujillo, o un objeto a través del cual Trujillo los humillaba y reafirmaba su poder. Las orgías, las fiestas desmesuradas eran un continuo en la vida de Trujillo, quien aprovechaba además los rumores generados por las mismas para reafirmar su virilidad. Este continuo uso del sexo fue el que le valió a Trujillo el apodo de “el Chivo” símbolo de la masculinidad, la sexualidad, la degeneración y la lujuria.
Urania, víctima de una situación de abuso sexual por parte de Trujillo, es una representación de las mujeres en la dictadura, una manera de recordar y poner voz al sufrimiento y a la humillación que las mujeres dominicanas, desde su posición de invisibilidad, sufrieron durante la Era de Trujillo. Su nombre no es ninguna casualidad: en la mitología griega Urania, la menor de todas las musas, es hija de Mnemósine, personificación de la memoria.
A pesar del abuso sufrido Urania consigue reconstruirse, crecer y continuar con su vida, y de manera muy exitosa además. Sin embargo, emocionalmente no consigue pasar página. Su único hobby es aprender de la Era de Trujillo. Ella misma explica que entender la psique de la gente que formaba parte del régimen es el único objetivo no laboral que tiene. También dice que sigue teniendo una herida lacerante que no consigue cerrar:
[…]Mi único hombre fue Trujillo. Como lo oyes. Cada vez que alguno se me acerca, y me mira como mujer, siento asco. Horror. Ganas de que se muera, de matarlo. Es difícil de explicar. He estudiado, trabajo, me gano bien la vida, verdad. Pero, estoy vacía y llena de miedo todavía. Como esos viejos en Nueva York que se pasan el día en los parques, mirando la nada.[…]
Así, la República Dominicana se personifica en Urania. Como todas las naciones latinoamericanas, la República Dominicana era aún muy joven. De hecho, al igual que la niña de catorce años, se encontraba en plena pubertad cuando fue vejada y ultrajada por los abusos de Trujillo, llegando incluso a perder su identidad. De la misma manera que le pasa a Urania, la marca que dejó Trujillo en la República Dominicana era todavía muy tangible cuando Mario Vargas Llosa escribió el libro. En el año 2000 la sociedad dominicana estaba en proceso de asumir los brutales crímenes perpetrados por el régimen, tratando de recuperar su identidad y de resarcir a las víctimas.

El 30 de mayo se celebra en la Republica Dominicana «la fiesta de la libertad», conocida coloquialmente como la fiesta del chivo, en conmemoración a la muerte de Trujillo. Ese día la esperanza volvió a nacer para el pueblo dominicano. Es destacable que en el libro también se refieren a la noche en que Urania es entregada a Trujillo como la fiesta del chivo. En esta fiesta comienza el declive para Trujillo en el libro. Su impotencia al intenta violar a Urania es claro símbolo de la pérdida de poder, de masculinidad, como así mismo lo interpreta él, obsesionándose durante toda la novela con ello, con probar que sigue valiendo como hombre. Es el comienzo del fin, pues es esta obsesión con probar que no ha perdido su masculinidad la que lo dirige a la calle en la que lo asesinaron.
El catolicismo ha sido parte esencial de la identidad de la República Dominicana, así que no es de extrañar que la novela tenga referencias a historias biblícas. Trujillo es una suerte de Dios que recibe sacrificios o que pide ofrendas a sus seguidores. Obsesionado con la lealtad, Trujillo sometía a pruebas (a veces increíblemente duras) a sus allegados. Cuando somete a prueba al padre de Urania, a pesar de que Trujillo no lo ha pedido explícitamente, Agustín Cabral está dispuesto a ofrecer como sacrificio a su única hija para probar su lealtad, de manera similar a Abraham que estaba dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac a Dios. Sin embargo, mientras que Dios sólo quería poner a prueba la lealtad de Abraham y perdona la vida a Isaac una vez que Abraham pasa la prueba, Trujillo quería humillar, domar y demostrar su virilidad. De ahí que cuando no consigue una erección se encolerice y termine maltratando más aún a la pobre niña.
Conclusión:
Con el dominio de la pluma que lo caracteriza, Mario Vargas Llosa nos regala una obra de arte con la que nos acerca a un momento histórico tan triste como apasionante. No intenta presentarnos un documento histórico, pues él considera que la historia es
[…] un animado caos al que los historiadores dan apariencia de orden, una casi infinita multiplicación contradictoria de sucesos que -para poder entenderlos- las ciencias sociales reducen a arbitrarlos esquemas y a síntesis que resultan en todos los casos una ínfima versión o incluso una caricatura de la historia real, aquella vertiginosa totalidad del acontecer humano que desborda siempre los intentos racionales e intelectuales de aprehensión.
Todo el libro pretende enseñarnos la dictadura de Trujillo desde las contradicciones más íntimas de los personajes y es a través de Urania que vemos claramente esa mirada de historiador.
Acabo el post con una de las frases que más me gustó del libro:
[…]La taza de café o el trago de ron debían saber mejor, el humo del tabaco, el baño de mar un día caluroso, la película de los sábados o el Merengue de la radio, debían dejar en el cuerpo y el espíritu una sensación más grata, cuando se disponía de eso que Trujillo les arrebató a los dominicanos hacía ya treinta y un años: el libre albedrío.